martes, 29 de diciembre de 2015

VENTA LOS CONEJOS (Carretera N-630).

No se por donde empezar a escribir...
Me llena de pena, cientos de lugares que han sido cerrados en nuestras carreteras, con el cierre viene ese voraz depredador que es el tiempo, para hacer de ese lugar que hasta hace escasos años era un lugar de parada obligatoria para los usuarios de la carretera, aquellos camioneros, aquellas personas que cruzaban de norte a sur en sus vacaciones y paraban a echar el café, la botella de agua para el viaje, para estirar las piernas en los interminables viajes por esa carretera, donde tanto los que subían como los que bajaban era uno de los lugares donde se daban cita aquellos sufridos camioneros para comer su menú del día y haciendo esa leyenda que donde hay camiones es porque se come bien, aquellos fatigados conductores que llevaban horas y horas conduciendo para llegar a sus destinos en vacaciones.Con el cierre, llegó el abandono y aquí es donde me paro como tantas veces hacía hasta no hace mucho en mis viajes desde Extremadura a Andalucía, por esa carretera que une Gijón con Sevilla, la carretera N-630 "RUTA DE LA PLATA".


La tarde está cayendo, esa carretera ya no tiene ese ir y venir de coches, ya no hay una infinita retención por ese lento camión al que no se puede adelantar, ya no hay nada, solo recuerdos de tantos años y tan sufridos viajes que han quedado para siempre desviados, olvidados y sin interés para muchos.




Para los nostálgicos como yo, donde la pena nos puede al saber que aquí en este lugar como otros tantos y tantos de nuestras carreteras, han quedado muertos en vida, como de igual forma tantas vidas se segó aquella carretera y que con la construcción de las nuevas autovías es verdad que son mas seguras.
Con mi añoranza, paseo por las inmediaciones para ver que queda de este emblemático lugar de la Ruta de la Plata y a cada paso, me quedo mas perplejo, todo cerrado, unas instalaciones impresionantes, que años atrás hacían de este lugar un prestigioso restaurante o venta en la carretera N-630.





Al pasear por sus inmediaciones, me venían a la mente tantos y tantos momentos de aquellos viajes de pequeño con mis padres, el llegar aquí y pedirte ese mollete de pan con jamón de Monesterio y un café de los de esa cafetera ruidosa y vieja, de barra de bar desgastada, de camareros profesionales, del menú del día a precios mas que razonables.Al ver esos arcos del porche, donde tantas y tantas personas pasaron y ya saber que quedaron en el olvido, me hizo sentir esa añoranza, pero a la vez entender que la vida avanza, si, pero estos lugares para muchos, permanecerán en nuestras memorias de la carretera.
En ese paseo, durante el rato que estuve allí por unos minutos pude viajar en el tiempo y echar la vista atrás, pero en pocos minutos la realidad era otra...




 Una vez mas, el abandono y la pena de la mano, ese asfalto rugoso son las arrugas del paso del tiempo, de un asfalto que ya no va a sufrir mas el peso de los camiones, ni las pisadas de tantos coches con tan diferentes destinos, solo este lugar se guarda para el, lo que durante tantos años, de día y de noche vieron pasar por ahí.


Unas instalaciones, que no las había en la época en muchos sitios, algo que ya no hay en las áreas de servicio solo enfocadas a la industrialización y a dar poco servicios por mucho que digan a los viajeros.Solo hay que ver, lo que este lugar guarda para saber que aquellos viajes podían ser muy placenteros como recuerdo de pequeño, de jugar en sus columpios e incluso, para los que se hospedaban allí, a pesar de ser un hostal de carretera, poco tenía que envidiar en sus años buenos a otros con mas nombre, estrellas o tenedores...



En poco tiempo, aquí no quedará nada.La maldad humana se llevará lo poco que quede de este lugar y ya pasará a estar no abandonado, si no, enterrado para siempre.
Hoy ya no quedan lugares así.
La tarde va cayendo, la luz se va en mi camino hacia el sur como otras tantas veces recorrí ese camino, hoy ya lo hago sin mis padres, sin nadie en esa carretera, donde ha pasado el tiempo para dejar todo arrasado por la soledad y muchos recuerdos...


 No puedo irme, sin ver lo que hace años vi, aunque sintiendo lo que uno puede sentir al ver esto...






Ya se que nunca mas nadie pasará por esa puerta que está cerrada de por vida, pero yo conocí este lugar y siendo consciente del adelanto que suponen las autovías, la seguridad y el confort a la hora de viajar que nos dan, pero donde se nos ha perdido ese encanto de los viajes, de estos lugares, de esos paisajes y tantas vivencias de aquellos años, donde hoy las autovías han beneficiado a muchos pero han perjudicado a otros e incluso, ha supuesto la ruina para muchas familias que durante décadas se han dedicado a la hostelería, una hostelería que ya apenas existe, la hostelería de carretera, donde los camareros eran profesionales, donde incluso se conocía a los clientes, donde al ver llegar al camión de tal empresa sabían de donde era o quien era su conductor, donde se ofrecía al cliente de todo, desde ese expositor giratorio con las cintas de casette, hasta dulces típicos de la zona, donde te podías comprar un pan y una navaja, hasta el embutido para hacerte el bocadillo en el viaje, el helado para el niño, la bolsa de patatas para la niña y unos camareros que siempre te ponían buena cara, hoy ya de todo eso no queda nada, solo queda la hostelería industrial, áreas de servicio inservibles, lugares donde los precios son prohibitivos y donde inlcuso, nadie conoce a nadie, lugares que si caben a pesar de ser áreas de servicio, el viajero siente ese desamparo y esa soledad.
Por eso hay lugares a pie de carretera, es verdad que cada vez menos, que han sobrevivido al paso del tiempo, es verdad que a duras penas, pero van sobreviviendo y esos lugares si sobreviven tienen mucho mérito, porque si siguen en pie es por algo, es decir, porque son muy buenos.
Otros no corrieron tanta suerte por diferentes motivos...La autovía no les permitió una salida, lugares que hay que recorrer varios kilómetros sin indicación alguna, construcción a pie de autovía de áreas de servicio, pero los que tenemos ese interés, tal vez sentimiento diría yo, nos gusta encontrar lugares que sobreviven al paso del tiempo y esos lugares, son los que si no se hace nada, caerán en el olvido de los viajeros, con ese olvido el cierre y una tras otra vez lo mismo, el voraz depredador, es decir...el paso del tiempo.




Hay que seguir el camino, con mucha tristeza de ver que el tiempo pasa y no perdona, hay que mirar hacia delante, pero a veces, es inevitable echar la vista atrás y recordar lo que esto un día fue y lo que es ahora.



-P.D: Dedicado para todas aquellas personas que se dejaron la vida en las carreteras, para todas aquellas que guardan tantas vivencias, para los que tenemos ciertos recuerdos, para los que sufrieron día tras día con los vehículos que había antes tantas cosas, y en general para todos aquellos que tienen ese sentimiento, así como para nuestros amigos de la página de EN LA CARRETERA, a los que le dedicamos esta entrada también.
SALUDOS.

6 comentarios:

  1. Comentarte que los últimos tiempos acabó siendo club de carretera.

    Bonito post. Saludos!

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    1. Si tengo constancia de ello, una pena.
      Si te a gustado comparte y únete a la página de facebook, próximamente va otra entrada de este estilo y para mi muy bonita.

      https://www.facebook.com/cocinatualegria/

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  2. Respuestas
    1. Muchas gracias y encantado, de verdad.
      Muy pronto voy hacer otra entrada en el blog de este estilo, donde hablaré del ayer y del hoy de una carretera que antes tenía mucha vida (y muertes desgraciadamente) y ahora está muerta del todo junto a muchos hostales que vivieron años de grandeza, ahora apenas están en pie.
      Únete a la página de facebook y ahí voy colgando entradas y algunas cosas de este estilo.
      https://www.facebook.com/cocinatualegria/

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  3. Mi madre era la cocinera de la venta los conejos.

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  4. Pretendía comer mañana alli con un amigo y me entristece conocer sea esta la triste realidad de la Venta. Llamo al teléfono y me sale la voz que me indica:” el teléfono al que llama no existe”. Han pasado cuatenta o más años, cuando para mí, hacer escala desde Sevilla con mi lambreta o posteriórmente con coche, me hacía más agradable el camino , descansando y comiendo aquellos variados productos extremeños de los que siempre disponían.
    Hoy, la nostalgia me ha invadido una vez màs a mis 75 años.

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