lunes, 30 de noviembre de 2015

EN GARGANTA LA OLLA: BAR LA CUEVA.

En mi viaje por la preciosa comarca de LA VERA, CÁCERES, ESPAÑA, hoy me detengo en la preciosa localidad de Garganta la Olla.


Ese pueblo, que conserva toda esa arquitectura auténtica de esa comarca, que en sus calles están esas huellas del pasado y que al día de hoy guardan tanta historia entre sus calles, que está en ese enclave de paisajes naturales en los que hoy me encanta perderme y desconectar del sofisticado mundo en el que vivimos.








Garganta la Olla, ese pueblo donde las puertas de las casas todavía se mantienen abiertas, donde a pesar de los tiempos que corren el tiempo parece haberse detenido, donde sus gentes tienen unas costumbres muy arraigadas como es que con los pocos medios de los que han dispuesto han hecho grande el nombre de Garganta la Olla, donde con unos humildes productos del entorno y que la naturaleza en su estado mas puro regala, en sus huertas bien aprovechadas y cuidadas y en sus aguas cristalinas hagan de esos productos la grandeza de una gastronomía de alta cocina, al día de hoy tan cotizada en muchos sitios.













 No acabaría de escribir sobre Garganta la Olla, pero después del recorrido, preguntando a los paisanos donde comer, nos recomendaron varios sitios, coincidiendo varios en BAR LA CUEVA.Plaza abajo allí nos dirigimos y dimos con el lugar y nos encontramos con esto...


Una vez que dimos con el lugar, decidimos entrar, porque era la hora de comer y había que reponer fuerzas.Al entrar, pues eso, no es un restaurante, es un bar pequeño donde los paisanos siguiendo esa tradición tan cacereña de salir a tomar las cañas o los vinos, allí se daban cita unos cuantos con sus "chatinos" de vino.Antes de comer, como es tradición, me gusta tomar algo y con cada consumición unos tremendos pinchos, que ya de por sí dices..."si ponen estos pinchos con un botellín de cerveza, seguro que se tiene que comer bien".



Mientras repongo fuerzas con esos exquisitos pinchos, observo la decoración del bar, me encanta.Un lugar que guarda si cabe mas encanto todavía con esas joyas que tiene en sus paredes.




Y ya tomamos mesa y nos disponemos a pedir.No es la carta de un restaurante donde pides unos entrantes y un primero y un segundo, no.Son raciones y por lo que veo en las mesas de alrededor bastantes abundantes.Vamos a echar un vistazo a la carta.



Me parece una carta muy completa y variada, con productos de la zona principalmente y elaborados al mas puro estilo casero, donde una puerta de una cocina deja entrever lo que allí se preparara y es poco mas que la cocina de una casa cualquiera.Una vez vista la carta, me decido a pedir, eso si, pidiendo consejo a la señora del bar y por supuesto me recomienda el cochinillo frito y entre otras cosas me pongo a pedir y me para los pies la señora, me dice, no pidas mas, las raciones son grandes y con lo que has pedido va bien.

-SURTIDO CROQUETAS, MUY RICAS:


- PECHUGA EMPANADA (para mi peque):


-RACIÓN DE COCHINILLO FRITO, ADEMÁS DE ABUNDANTE, CON PATATAS FRITAS CASERAS:


-SETAS DE TEMPORADA: BOLETUS SALTEADOS CON JAMÓN.
He de decir, que un rato antes llegaban con una cesta de boletus recién cogidos, que no dudó la señora del bar en prepararlos y ofrecérnoslo, una ración bastante considerable.


Y yo hubiera seguido pidiendo, pero con los pinchos de la barra que nos pusieron (Morros, callos, panceta, patatas...) íbamos ya bien y cuanta razón tenía la señora.Si algo agradezco cuando voy a los sitios es que me sepan parar los pies, eso para mí honra a los camareros que te dicen que está bien y que no tratan de vender un producto para luego dejarlo en el plato.
Eso si, había hueco para el postre.Nos ofreció unas palmeras de hojaldre caseras y una mousse de frambuesas...¡¡¡EXQUISITA!!!.



Mientras pido la cuenta, nos ofrecen un chupito que no puedes rechazar, de ese aguardiente casero que hacen ellos y te ofrecen y que la verdad, para paladear tranquílamente viene bien.


Le pregunto a la chica de la barra que por qué se llama la cueva, y me dice que es que allí hay una cueva.Yo por mas que miraba no veía dicha cueva y pensaba para mi, a lo mejor este bar era una cueva antíguamente.
Pero al rato me dice la chica, que si quiero ver la cueva que puedo bajar...Y allá que voy.
Accedo desde el bar y me quedé sorprendido al encontrarme con esto.











Lugares así no quedan, bares en los que se pueda comer sin ser engañado.Donde hacen que siga en pie un lugar con mas de un siglo de historia, donde se ofrece al cliente esos exquisitos productos de temporada y de la zona, donde huyendo de esos restaurantes que todos conocemos, de ese concepto de cocina que roza casi lo artificial, podemos encontrar rincones así como BAR LA CUEVA, donde la sencillez de unos platos te hacen pensar, que antes o después, esta moda gastronómica que está acribillando la gastronomía de este país volverá a sus orígenes, es decir, a la cocina tradicional, a la cocina de pueblo, a la cocina casera, a esa cocina que con pocos productos se hacen grandes platos y en este caso, se le ofrece al cliente.
Sin más, encantado con la visita a Garganta la Olla y a este bar La Cueva donde uno repone fuerzas, me voy con ese buen sabor de boca, con esa sensación de "volveré" y con muchos sentimientos, la tarde cae, es otoño y queda camino por andar.Pero no he salido del pueblo y siento esa añoranza y no puedo evitar volver a detener mi coche para despedirme, donde el atardecer otoñal me regala esta estampa para llevármela de recuerdo.



2 comentarios:

  1. Muchas gracias por dedicarnos esta magnifica entrada, me ha emocionado mucho, ha sido un placer para nosotros atenderos. Espero que todo os vaya bien y nos volvamos a ver.
    Un saludo desde Bar la Cueva

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  2. Ese es mi pueblo. Ay ese cochinillo frito de La Cueva, el mejor de Extremadura!! Yiyi !!!

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